sábado, 8 de noviembre de 2008

::: Los tiempos cambian :::

Juan por fin pudo llegar a Sevilla. Ya hacía más de treinta años que no pisaba sus calles a pesar de que desde su partida inicial había vuelto regularmente. Así que se aposentó en una esquina del barrio de la Macarena, arrabal ubicado muy cerca de donde venía, y contempló pasar a la gente, sobre todo a las mujeres, su obsesión desde siempre.
Y lo que vio no le gustó, porque las notó más calladas, con más prisas, más serias y reservadas. Incluso vio pasar a algunas con auriculares en los oídos, como si quisieran evadirse de lo que le rodeaba escuchando alguna canción estridente.
Dando un suspiro con cierta tristeza decidió que era el momento de comenzar, seleccionando una treintañera morena que vio llegar en esos momentos. La chica tomó un taxi delante de él y ni corto ni perezoso subió por la otra portezuela sentándose a su lado. Utilizando su encantadora sonrisa, la que enamorara a tantas damiselas en sus tiempos, le preguntó su nombre.
—María— le contestó ella sin soltar un teléfono pequeño por el que hablaba, y sin extrañarse lo más mínimo.
Entonces le cogió la mano, truco que no solía fallarle, y le recitó una poesía de amor. Ella colgó el teléfono y con cara de desinterés le contestó de nuevo:
—Aunque no me acuesto con nadie desde hace años y tu método no deja de ser original, me esperan en la oficina, y después de comer cojo el Ave a Madrid, donde me reúno con el comité ejecutivo de mi empresa… No tengo tiempo para estas cosas. Lo siento, guapetón.
Frustrado de bajó del taxi en el siguiente semáforo, ya en la Alameda de Hércules, buscando con la mirada la próxima víctima, una femenina señorita que paseaba su perro por el bello paseo arbolado.
—Ésta no parece tener prisa— se dijo mientras se acicalaba el bigote y se le acercaba dispuesto.
—¡Qué día más bonito para el amor!, ¿verdad?— le señaló sonriendo al tiempo que otra mujer, que caminaba a su lado, se le quedó mirando con cara de espanto. Y cual no sería su sorpresa cuando zampó un beso en la boca a la chica del perrito. Después lo miró y le dijo:
—Es mi pareja, desgraciado.
El pobre Juan se quedó de piedra viendo cómo se alejaban cogidas de la mano.
No queriendo darse por vencido buscó de nuevo entre la gente que pasaba por allí, viendo llegar a la que le pareció una vulgar ama de casa tirando de su carrito de la compra.—Con esta no fallaré— se volvió a decir entre dientes.
— ¿La puedo ayudar?—le preguntó con galantería.
Ella lo miró sorprendida, aunque enseguida le sonrió con cierta tristeza contestándole resignada:
—¿Puede llevar la compra a casa, recoger a mis hijos del cole, encargar el disfraz de la niña para la fiesta de Hallowen, hacer la comida del mediodía, llevar los niños por la tarde al pediatra, ir a la reunión de vecinos de la comunidad… y de camino explicarle a mi marido por qué me duele la cabeza por las noches?
Apabullado se sentó en un banco bajo un majestuoso álamo no sabiendo muy bien qué estaba ocurriendo. Entonces se acomodó a su lado una señora algo madurita, con cierto atractivo y muy arreglada, que le sonrió descaradamente.
—Te invito a un café, moreno.
Juan volvió a quedarse estupefacto. ¡Estaba ligando con él! ¿Cómo era eso posible?
—No, gracias— le contestó herido en su orgullo varonil, levantándose con rapidez.
Y cabizbajo y derrotado Juan Tenorio, el mítico don Juan, regresó al cementerio de San Fernando lamentándose de la muerte de la Seducción a manos de la modernidad.

19 comentarios:

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenos días JJ.
¿Decirte? que es súper este relato.Genial, de verdad, amigo mío aún me estoy sonriendo; caí en tu engaño
besotes

Verdial dijo...

Que buen relato. Los tiempos cambian y el eterno Don Juan, quedó estancado en su mítica época.

Un abrazo

mia dijo...

Bellísimo y tan simbólico

para los Noviembres de

toda la vida,como las castañas

y los boniatos asados...

Sin tanto halllowin...ni

culturas ajenas.

Con este bellísimo relato,

creo que muchos nos

identificamos,ya que ni en teatro

Juan vuelve en Noviembre....

Besos

Melba Reyes A. dijo...

Los tiempos cambian y debemos adecuarnos a ellos poniendo nuestro empeño en dar lo mejor de nosotros para que en el cambio aún pervivan las bonitas costumbres, la cortesía, el amor romántico...etc. ¿Acaso no es bonito para la esposa que al llegar cansada del trabajo el esposo la reciba con un beso y un amoroso Te quiero? O viceversa...

Salud♥s

angela dijo...

JJ. no se porque me parece que fue siempre la mujer la que seduce y quiere ser seducida... Antes, el hombre daba el primer paso y ahora, son ellas las que hacen todo.Un abrazo Angela

LUCIA-M dijo...

Vaya me encanto tu relato
Y claro los tiempos cambian.
Pero como me gusto leer
Como lo escribes
Un beso.

Malena dijo...

Y es que Don Juan Tenorio no podría hacer gran cosa en este siglo XXI.

Muy buen escrito, J.J.

Un beso.

nara dijo...

muy bueno, sabes? en el fondo yo creo que todavia nos gusta ser seducidas jajaja, ( por lo menos a mi)

un beso.

Armida Leticia dijo...

Don Juan Tenorio, se topó con la modernidad. Pasa a mi blog, mi entrada es sobre José Zorrilla, quien vivió 11 años en México.

Saludos.

guillermo elt dijo...

Mira tú por donde que, por las fechas me etaba yo diciendo... y sí, era él.
Una pequeña, bonita y ocurrente historia.
Tal vez la figura de Don Juan, con todas sus connotaciones, como que no estén muy a tono en los tiempos que vivimos, aunque, haberlos... :)
Ah!, y Doñas Ineses... tb.
Saludos.

Anabel Rodríguez dijo...

Pobre Juan, ha perdido su don. Y es que los tiempos cambian una barbaridad, o tal vez no tanto, y nunca tuvo espacio, nunca fue el conquistador que quiso ser. Un relato muy divertido, y apropiado para el mes de noviembre.
Besos

Sara dijo...

Que bueno, bueno, buenisimo, me ha encantado, con que gracia y a la vez tragedia, has contado " cosas que pasan día a día"ayyyyyyyyyyyy, esos Don Juanes ya desaparecidos, esos seductores!!!!a los que la modernidad ha dejado en el paro más absoluto, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, yo quiero ya mi vestido pomposo, mis joyas rococó y a mi Don Juan susurrandome seducciones.Jejejejeje.
Abrazotesssssssssss y cuando hagas alguna de esas rutas mias que estás guardando, acuérdate un poquitín de mi, amigo.

Chuspi dijo...

Exquisito!!! En serio! me ha encantado. Al mismo tiempo que me iba haciendo gracia me daba cierta penilla el hombre....ahora que el final,lo has bordado!!!!!
Felicidades y besis!

Franziska dijo...

Es que este mundo ha cambiado mucho. Las cosas no son como antes.
Los hombres ya no son un misterio para las mujeres y los conocen de cerca: lo suficiente como para no dejarse engañar. Y ah, hay otra cosa que me sorprende en esta historia. Por lo visto Juan era de los de "aquí te pillo y aquí te mato" cosa que no suele engatusar a las mujeres. Perdona que lo destroce, parece más el relato de una pesadilla que el retorno del Tenorio de Zorrilla.

Saludos cordiales.

alaluzdeunaluciernagaazul dijo...

Es maravilloso que hayas publicado ese libro! :D

Te anuncio q vuelve a ste mundillo de los blogs, q dspués d tanto tiempo, lo echaba mucho de menos!!!!!

Un saludo

volveré a vistarte a diario!

Yeli dijo...

Fabuloso relato!!!!!!
Aunque creo que mas que muerta, la seducción se ha transformado.
Un abrazo
Yeli

Anónimo dijo...

Me ha parecido genial tu escrito JJ a la misma vez divertido y penoso pero cierto¡pobre Don Juan que desgraciao!.Mis más sinceras felicitaciones por este libro ánimo y sigue así.Un saludo

Mar y ella dijo...

Con el paso del tiempo la seducción ya tiene esos mismos años a su haber,es por eso que pareciera que se hubiese transformado,pero es la misma se pinta de colores de modernidad pero es la misma...somos los mismos hay tantos juanes tenorios......un gusto leerte siempre.

Mariella

Soledad Sánchez Mulas dijo...

He pasado unos minutos estupendos, con la sonrisa puesta, con este magnífico relato (me quedo con el ama de casa y su dolor de cabeza).
Sin duda los tiempos cambian...
¿o no?.

Un beso.


Soledad.