sábado, 18 de octubre de 2008

::: Un rayo de luna :::

Malhumorado llegó a su casa después de una jornada infernal. Crisis, hipotecas, subidas de precios, problemas en el trabajo y demás horribles asuntos fueron sus acompañantes aquel infausto día. Por eso se quitó la corbata en el pasillo y la arrojó lo más lejos que le fue posible.
Sentado en el borde de la cama cerró los ojos deseando encontrar la forma de relajarse, de poder olvidar los problemas, de superar aquella angustia que le oprimía el pecho y que apenas le dejaba respirar. La deshabitada casa no le ayudó, y sintió que su mujer e hijos estuvieran fuera aquellos días.
Como un vagabundo recorrió las habitaciones sin encender las luces, queriendo encontrar en algún rincón del hogar la calma que su alma necesitaba… hasta que al doblar el pasillo vio un llamativo resplandor en el suelo del despacho. ¿Había una luz encendida? ¡Qué raro!
Y al acercarse comprobó que era la luz de la luna, llena aquel día, la que había conseguido recorrer los 384.400 kilómetros que los separaban de él y encontrar el recoveco necesario para acabar en su habitación preferida. Y se acercó a la ventana, descubriendo la esfera gris blanquecina justo enfrente suya. Como un autómata se sentó en el sillón y reclinó la cabeza en el respaldo, sintiendo en su cara aquel rayo de luna, que lo fue reconfortando en apenas unos segundos.
Y allí se quedó, bajo la claridad lunar, sonriendo para sí al saberse pequeño e insignificante aunque al fin feliz aquel aciago día.

16 comentarios:

Verdial dijo...

Que satisfactorio final para una jornada agotadora. Tenemos tantas cosas a nuestro alrededor que nos pueden hacer sentir completos, y que no apreciamos...
Ese rayo de luna, de buen seguro le devolvió toda esa energía desgastada.

Un abrazo

Borrasca dijo...

Confío en que esos días aciagos no se repitan, pero si alguna vez no está la luna llena y en algo te puedo servir, no dudes en buscarme, siempre estoy para ti.

Un beso de plenilunio

misticaluz dijo...

Hola Javier! Un placer leerte de nuevo y poder disfrutar de tus letras. Me pongo al día con tus entradas. Te dejo un abrazo!

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenos díiiiiiiiiias mi querido JJ.
Me maravilla cómo cuentas en tan poco espacio; yo soy incapaz de contar una historia econ tan pocas palabras.
Debe ser que me gusta hablar y hablar, jajajaja
buen domingo mi arma

sorNataLibrera dijo...

Jj, gracias por los ánimos, pero descuida, es sólo el aburrimiento, la inactividad, y quizá la nostalgia que me invade en otoño, desde el miercoles estoy en casa de baja con una pierna escayolada, nos veremos pronto por esas calles de Sevilla, eso seguro, en cuanto el médico me de el alta, ¡qué ganas!se echan de menos esos cafés por el centro, paciencia... un abrazo, Nat
pd. Tu post como siempre me ha dejado con el corazón en calma, ¡gracias!

Yeli dijo...

Javier...al fin estoy de regreso por tu espacio. Siempre es un gusto visitarte y disfrutar de tus escritos y estilo particular.
Un abrazo
Yeli

Melba Reyes A. dijo...

Hola, José Javier. Bellísimo. Y reconfortante.

Salud♥s

Mar y ella dijo...

sabes??' me he sentado y e disfrutado mucho este escrito.....mucho....

Mariella

sorNataLibrera dijo...

Jj, mis claroscuros van por ti, por compartir mi amor por Sevilla y por los buenos libros, un abrazo, Natalia

LUCIA-M dijo...

Hoy tengo tiempo de dejarte huella,
Me gusto tu entrada… hay ese luna….
Siempre es un lujo leerte
Un beso

María dijo...

No me extraña que miremos todos a la luna en épocas de crisis es donde mejor nos gustaría estar allí arriba ir volando hasta poder alcanzarla y estar a la vez, entre nubes de algodón.

Me gusta mucho como escribes, espero que nos digas algo de cómo va lo de la publicación de tu libro.

Un beso.

mia dijo...

La luna y tú....

Escribes de tal manera

que en este frío clima

me llenas de primaveras!

Volver a ti es siempre

deleite,hondo placer.

Besos desde Holanda

Sara dijo...

Cuantas veces, a mi también, me ha acompañado ese resplandor de luz de la luna o de el sol y la verdad! que si reconforta, no tanto como un abrazo de tus seres queridos, pero te da fuerzas para esperar por esos abrazos futuros...que llegarán.

Un abrazo para ti

Pedro dijo...

Es cierto que muchas veces un arbol no nos deja ver el bosque. Tanta ansiedad por todo y luego son los pequeños detalles los que hacen que la vida valga la pena.


Un saludo,


Pedro.

Max Estrella dijo...

Enhorabuena por la publicación.Creo que es a lo que aspiramos los escritores de este mundillo y otros...
Un abrazo

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Un relato que deja un poso de tranquilidad, de que las cosas vuelven a su sitio. De que a pesar de todo, siempre hay una luna en
paz en la que bañarnos.

Un beso.

Soledad.