martes, 15 de abril de 2008

:::La Puerta del Céfiro ( I ):::

Siempre he creído que existen lugares especiales, enclaves geográficos que la naturaleza ha dotado de poderes únicos y que la historia ha utilizado para reunir en ellos, a lo largo del tiempo, momentos y personajes excepcionales… Y yo estuve el domingo en uno de ellos. Me gusta llamarlo La Puerta del Céfiro, el lugar por donde entra hasta mi ciudad el dios Poniente: la Desembocadura del Guadalquivir.
Como todas las mañanas de abril el día amaneció fresco, con cierta humedad que nos obligaba a utilizar alguna prenda de abrigo, pero a la vez luminoso y cálido. Por eso no perdimos tiempo y zarpamos del Puerto de Sevilla muy temprano.
Y el río nos acogió receptivo y dadivoso, habituado a las embarcaciones y a las personas, experto en llevar sobre sus aguas, siglo tras siglo, esperanzas y temores, sueños y decepciones. Y así, con el sol por babor, con la proa al sur, navegamos los amigos buscando latitudes más septentrionales durante al menos cuatro horas, hasta alcanzar el mágico lugar: el estuario del antiguo Betis.
El día había mostrado ya para entonces toda su sensual luminosidad, desparramándose un cálido sol sobre la cubierta en el esplendor de su cenit. Así que fondeamos cerca de la orilla onubense, junto a una playa de arenas blancas y pinos majestuosos que prestaban sus copas a decenas de gigantescos nidos de cigüeñas, que curiosas nos miraron desde la altura de sus hogares.
Comimos, hablamos y reímos y nos dejamos vencer por la modorra, adormilándonos cada uno donde pudo o quiso. Yo elegí la proa, apreciando desde allí la exuberante vida del río, donde cigüeñas, gaviotas, somormujos y cormoranes pululaban en chillonas algaradas sobrevolando las agitadas aguas del río, que empujadas por la marea parecían querer regresar a Sevilla. Y mirando la margen gaditana cerré los ojos arrobado por las olas de barro salobre que rompían sobre la quilla.

4 comentarios:

Marta dijo...

Sin duda ese lugar ha de ser muy hermoso si eres capaz de hacernos llegar hasta el con tus palabras!

.zan. dijo...

Podría grabar tu descripción en una cinta de casette, de esas ya antiguas. Leerlo despacio y grabarlo...

Bastaría darle al 'play' después, tumbada en la cama con los ojos cerrados para sentir que estoy allí, en la proa dormida también yo. Con el viento acariciando mi cara entre las sábanas y bajo el edredón.

Saludos...

josé javier dijo...

Zan,percibir lo que nos rodea es fácil, nuestros sentidos están fabricados para eso. Narrarlo después depende de a quién lo hagas, y vosotros, los pocos que me leéis, hacéis que también sea fácil. Un beso.

GABI dijo...

Es increible lo bien que describes la escena...gracias por hacerme participar en ese viaje tan maravilloso. Es como si yo también hubiera estado alli.
Un saludo.