sábado, 12 de abril de 2008

:::La fábula del oso y la potrilla ( I ):::

El fornido oso pardo vagabundeaba por el espeso bosque de robles y castaños satisfecho y orgulloso. Se encontraba en la plenitud de su madurez, y se sentía fuerte. Y la prueba era que no le costó demasiado esfuerzo abatir al gran muflón aquella mañana. Con facilidad apartó una enorme roca con su zarpa derecha, lamiendo con su lengua las miles de hormigas que asustadas iban de aquí para allá al ver descubierto su nido. Después trotó feliz por el amplio prado que se extendía ante él, y corrió y corrió dejándose llevar por su ánimo y sus fuertes patas.
Pasadas varias horas descubrió que había salido de sus dominios, habiéndose adentrado en una espesa arboleda desconocida y densa. Al principio tuvo cierto temor, pero enseguida pensó que él era el más fuerte, y cruzó aquel lugar olisqueando los nuevos olores que llegaban hasta su hocico.
Casi atardeciendo descubrió una corriente de agua. No es que tuviera sed, pero chapotear en las frescas y cristalinas aguas siempre le había gustado. Y trotó hacia el río lleno de ilusión. Aunque detuvo súbitamente su carrera al ver a una joven potranca bebiendo en la orilla. El viento soplaba en su contra, así que cuando la pobre yegua quiso darse cuenta una fuerte garra la había tumbado, encontrándose inmovilizada bajo las zarpas del gigantesco oso pardo.
La potra apenas opuso resistencia, mirándolo orgullosa y sin miedo. Eso sorprendió al oso, que antes de clavar sus colmillos en su garganta la miró a los ojos.
—¿No sientes miedo?
—El miedo se tiene por temor al dolor. Y yo no temo al dolor.
El oso miró cómo manaba sangre de la herida causada por sus garras al derribarla, y más atónito aún le volvió a hablar:
—Voy a devorarte, y no gritas. Es extraño.
—¿Sabes?—le contestó— Soy especial. Vivo en una granja cercana, con mi amo, al que quiero locamente. Y… ¿sabes?, muchas veces me azota, me castiga, y me humilla. Pero yo lo amo, y creo que no hay otra forma de amar más entregada que la de humillarse ante tu amado…
—Eso que dices no es normal. Lo normal es ser libre, sentirse en igualdad con la naturaleza sin ser menos que nadie. Sin ser esclavo de los hombres. Como yo.
—Pero mientras siga siendo tan feliz como soy ahora, no puedo más que rogar que no se vaya de mi lado— le refutó ella.
El oso pardo no entendía nada. Él era orgulloso, jamás se había humillado ante nadie, y desde luego no le gustaba el dolor.
—Eso que dices es insólito y jamás lo entenderé… —añadió tras unos momentos en silencio—. Aunque es verdad que es la prueba más verdadera de amor que he escuchado nunca. Creo que eres especial, así que no te devoraré— añadió súbitamente. Y diciendo eso levantó su pata delantera del lomo de la yegua. Ésta se incorporó, se lamió la herida, y volvió a mirarlo. Tras unos minutos en los que se unieron por las miradas dio un ágil salto y se marchó. Subida en una loma cercana se volvió y miró de nuevo al oso pardo. Después le gritó:
—¡Algunas cosas, las cosas mágicas, están hechas para permanecer enteras¡ ¡Si uno las observa por partes desaparecen!
El oso pardo pensó que a pesar de su madurez ese día había aprendido algo nuevo. Había conocido que las formas de amar son infinitas. Y se levantó, miró al horizonte y se sintió feliz al no haber devorado a la yegua. Aunque deseó que ella también encontrara otras formas de amar.

8 comentarios:

.zan. dijo...

¡Vaya! ¡Qué sorpresa! Qué cuento más bonito... Me ha encantado. Con tu permiso voy a imprimirlo y guardarlo para siempre entre mis carpetas y mis apuntes como un regalo precioso... Quizá si un día tengo niños, ¡se lo leeré para que se duerman!

Al comenzar a leerlo pensé que sería una fábula tipo 'la cigarra y la hormiga', pero a mitad del cuento he notado algo familiar... :) ... y ansiosa he leido cada frase, ¡como si fuera parte de la historia! :P.

Me he emocionado mucho al leerlo. ¡Gracias! Me has hecho un poquito más feliz hoy.

Realmente, ése oso tiene que ser muy buena gente... Estoy segura de que la yegua regresó a casa muy feliz por el inesperado encuentro... convencida de que, a pesar de vivir en bosques distintos, el oso y ella volverían a encontrarse en ésa corriente de agua desde la que se pueden ver los otros bosques sin peligro... Al fin y al cabo hay tantos otros lugares por conocer...tantos habitantes en cada bosque...

Y así, contenta, alegre y muy ilusionada regresó libremente a su granja... y le contó a su Amo que se había encontrado con alguien que la había observado sin juzgarla.

Esa noche se durmió pensando...."Volveré a menudo a la corriente de agua"

GRACIAS

Zan

Anónimo dijo...

A veces la magia hace que la vida sea más llevadera, el amor sin fin no siempre es bueno, pero tal vez lo hace todo más llevadero.

Un cuento sorprendente, con mensaje incluido, al menos así me ha parecido. Porque yo también he deseado como el oso, que ella encuentre otra forma de amar.

Un ser mágico... magia para continuar viviendo...

Por cierto, gracias por tu visita a mi blog.

Anónimo dijo...

Un cuento ciertamente hermoso...
Con él, le has alegrado el día a mi princesa (que tan solita se queda los fines de semana), y no puedo por menos que mostrarte mi sincera gratitud, puesto que ella es lo más importante para Mí.
Espero seguir leyéndote en lo sucesivo. Un saludo.

kat dijo...

Llego a tí desde el blog de zan...

Las formas de amar son infinitas, como infinitas son las personas (o animales, vaya). Lo importante es no juzgarlas, intentar comprenderlas, o, por lo menos, respetarlas.

Me ha encantado este cuento! De hecho, me ha encantado todo lo que he leído!

Un saludo!!

kat

LLUVIA dijo...

Saltando de un lugar a otro, he llegado hasta aquí.
He leído el post "Gracias" y me ha parecido un detalle tan bonito..
Si todos tuviésemos presente lo que nos dan y demostrásemos agradecimiento..¡Cuántos problemas no tendrían cabida! Y además seríamos más felices.


Sin embargo esta fábula me ha dejado mal sabor..
El amor inmaduro ( masoquismo me parece amí eso) de la potrilla, me ha traído a la memoria , a muchas mujeres , que antes aunque fuesen humilladas y golpeadas por sus parejas, entendían que
esa era una forma que ellos tenían de amar.. Y lo sufrían con total aceptación.
Por eso no puedo decir que me guste. Estoy con el oso y voy mas allá.
Que descubra que debe tambien amarse así misma, y que no todo lo que se llama amor, lo és. Que quien te humilla , no te ama.


Un saludo!

josé javier dijo...

Lluvia: Esta fábula nació en mi intento por comprender algo que fui descubriendo entre las líneas de un blog… de un trozo de alma que me llegó por casualidad. Y después de leerla y leerla, de sentir sus dudas y sentimientos y entrever su forma de amar… la escribí. No sé si fue buena idea, al menos intenté comprenderla… La potrilla es joven, idealista, apasionada y entregada. Confío que con el paso del tiempo encuentre otras formas de amar, como deseó el oso pardo… y mientras sea feliz.
Gracias por tu paseo por mi blog. Espero que vuelvas.

.zan. dijo...

¡Hola!
Soy yo de nuevo....

No espero que todos los osos del mundo entiendan a la feliz potrilla, comprendo que es complicado... Además, como ya escribí en mi blog, en palabras de Jorge Bucay "Puede suceder que algunas de las cosas que yo creo o disfruto no gusten,y eso no significa que estén mal
y no debo romperlas porque no gustan,pues quizás a mas de alguien sí le gusten, y puedo compartirlas con esa persona. Incluso, quizás, tan sólo, pueda aceptar que es suficiente con que me gusten a mí y ese sea un motivo suficiente para continuar haciéndolas...."

Jose Javier, gracias otra vez por el cuento. Yo sí creo que fue fantástica idea escribirlo. Al menos a una persona le alegraste el día. Para mi eso ya sería suficiente.

Lluvia, la potrilla ésa se quiere mucho a mi misma. Muchisimo. Quizá éso hace que tenga el valor de seguir su camino, y no el que 'supuestamente' debería seguir. Y nada tiene todo esto que ver con los malos tratos. No sufre... al contrario, es más feliz de lo que nunca fue. Y si algún día no se siente amada, saldrá de la granja y no volverá, puesto que es tan libre como cualquiera...

¡Saludos a ambos!

Zan

LLUVIA dijo...

José Javier
No tiene por qué ser mala idea que escribieses la fábula, sino todo lo contrario.
Porque el verse reflejado en alguna historia, nos abre la mente para ir evolucionando en nuestras ideas.
Así es, como vamos aprendiendo.
Es así como la potrilla irá descubriendo que el amor iguala a los seres. No hace "dueños" y "esclavos".
No ama más quien se deja humillar, sino quien ayuda a crecer también al otro..
En fin que , no sé porque me parece que
la fabulita va a ayudar a alguien y eso ya es un logro.

Un saludo! :)


Zan

Yo hablaba así en general, sin ponerme en los zapatos de la heroína , que inspiró a José Javier.. Por lo tanto no puedo opinar en un caso personal, que desconozco todos los matices.
Pero la joven idealista y apasionada no es tonta;seguro. E irá aprendiendo. Porque todos vamos aprendiendo en la vida . De todo. De los aciertos y de los errores.
Y ójala sea feliz. La describe tan tierna, que despierta simpatía. :)
Un saludo tambien para tí! :)